"Descubrir a través de una pintura o un poema un espacio más allá de los nombres.
Un lugar donde nombrar las cosas no sólo no alcanza a resumir lo conocido, sino que más bien, ya no nos es necesario.
Pues en su lugar ha surgido una vivencia pura y directa. Un tipo de cognición libre del concepto.
Algunas obras consiguen así mostrarnos algo fresco. Algo más cercano al misterio del fenómeno. Algo más propio de su esencia. Evanescente. Y mutante.
Pues las cosas son más allá de que nosotros las nombremos. Y no se enteran por cierto de los nombres que les damos.
Allí respiran, frescas, lozanas y llenas de matices.
Hasta que las volvemos a nombrar.
Adentrarse por ahí no es cosa fácil.
Pues no hay un donde ir.
No hay a priori, ni mapa, ni destino.
No hay objeto que ilustrar, ni ideología que demostrar. No hay apoyos ni andariveles marcados. No hay antes ni después.
Es un responder atento y amoroso a lo que se presenta, de momento a momento.
Festejo cuando artistas como Graciela Corrao y Bibi Anguio tienen la libertad y la destreza de lanzarse a navegar por allí. Sensibles a la esencia de los fenómenos. Respetuosas de la naturaleza innombrable de este mundo y sus cosas. "
Juan Andrés Videla, 2016.